La información que presenta este Reporte de Felicidad Global puede servir como una herramienta de agencia e incidencia para evidenciar que, además de no cumplir sus objetivos, las malas políticas ambientales y climáticas no están haciendo felices a las personas.«
Todos tenemos un bonito recuerdo que está ligado con nuestro entorno natural. Ese que nos produce una sensación de nostalgia- llamémosle- particular. En mi caso, me lleva a mi niñez en el bosque: el olor a tierra húmeda, el sonido de las aves y las ranas; los momentos de quietud, mezclados con adrenalina porque no sabes con qué te encontrarás, situación que es interrumpida cuando ves a un animal cruzar rápidamente la trocha a lo lejos. Además de sentir la frescura debajo de los árboles, en medio del infernal calor amazónico, que te relaja.
En contraste, nos encontramos con malos recuerdos de lugares en los que el ser humano se ha impuesto a la naturaleza, prácticamente desapareciéndola. Me evoca a la primera visita que hice al centro de Lima: con sus carros, el tráfico, el ruido, sus edificios que no te protegen del sol o la gran cantidad de basura que había alrededor. Las pocas expresiones de la naturaleza eran algunas macetas con árboles foráneos, casi muertos por la contaminación.
Entonces, ¿es posible decir que un entorno ambiental saludable, más natural o rodeado de naturaleza, puede producir felicidad? En base a mi experiencia, más allá de lo romántico que pueda sonar, digo que sí. Es cierto que, probablemente, existan diversos conceptos de felicidad y, por ende, diferentes formas de entenderla, así como para tratar de cuantificar o medirla, sobre todo de la manera más “objetiva” posible, que haga referencia a las implicancias individuales y sociales de esta palabra.
Hace unos años, encontré el Reporte de Felicidad Global o World Happiness Report, una publicación que inició en 2012 bajo el liderazgo de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN, por sus siglas en inglés), con el economista Jeffrey Sachs a la cabeza. Desde sus inicios, este documento busca comprender las razones de la felicidad (y la infelicidad también) y su conexión con diversas variables como la desigualdad, la justicia, la economía, la salud, el acceso a los servicios públicos, entre otras. El desafío de esta publicación es hacer que la felicidad se convierta en un indicador clave para medir el progreso social, en el marco de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En la edición de 2020, por primera vez, se introdujo una sección que busca responder la interrogante sobre cómo la calidad ambiental afecta nuestra felicidad, basada en las respuestas obtenidas en la sección “Ambiente y Energía” de la Encuesta Global Gallup, una encuesta representativa a escala nacional y realizada en más de 160 países. Las preguntas de la sección mencionada estuvieron enfocadas en las actitudes hacia el ambiente.
Entre los primeros temas de la sección, destaca que el cambio climático ha surgido como uno de los más relevantes puntos de discusión. El 74% de los encuestados consideró que perciben al cambio climático como una amenaza importante para sus vidas y las de sus familias y, además, el 65% cree que hará de sus vidas algo más difíciles en el futuro. Considero que, de aquí en adelante, el factor climático será decisivo, no sólo para la calidad de vida, sino que determinará el estado emocional de las personas. Si tan sólo observamos el efecto que tiene el smog en nuestras vidas a diario, a diferencia de estos momentos en confinamiento obligatorio, en los que la naturaleza se ha impuesto y ha regresado a una ciudad casi detenida, cambiando el humor a muchos, nos sorprenderíamos bastante.
Sobre este último punto, el reporte muestra que la exposición a material particulado tiene efectos negativos en cómo las personas evalúan sus vidas. La presencia de PM10 y PM2.5, es decir, de partículas grandes y pequeñas “están asociadas con una caída significativa de evaluación de vida promedio”, y basta un incremento de 1% para modificar la percepción de las personas. Tan importante es que sugiere tener un impacto en la calificación de cómo se sienten en el día a día. Este efecto sería mayor en las zonas urbanas, donde podría existir un mayor nivel de contaminación del aire.

Otro aspecto estudiado fue la variabilidad climática. De acuerdo al reporte, un cambio ascendente en la temperatura mensual promedio tiene un efecto negativo de hasta 5% en la evaluación de vida. ¿Se imaginan qué sucedería si, tal como van las cosas, no logramos evitar el incremento de 1,5ºC en la temperatura global respecto a los niveles pre-industriales, uno de los pilares del Acuerdo de París? Es probable, como señalé en un artículo anterior, que nos enfrentemos a consecuencias graves en nuestra salud mental que lleven a un deterioro significativo de nuestra evaluación de las vidas sobre el bienestar, con un efecto negativo en lo que llamamos “felicidad”.
La sección que he venido relatando me parece muy interesante, ya que sirve como una introducción para comprender -hasta estadísticamente- la posible asociación entre calidad ambiental y felicidad. Esto podría convertirse en una herramienta para generar políticas públicas, en especial a nivel de ciudades. Las preguntas que me surgen son: ¿están los políticos y tecnócratas interesados en tomar decisiones que impacten en la felicidad de las personas? ¿qué tipo de políticas podrían basarse en este tipo de evidencias?
Sin embargo, siento que, más que servir al gobierno, esta clase de información puede ser de mucha utilidad para la sociedad civil y sus exigencias en el marco de la acción climática. La información que presenta este Reporte de Felicidad Global puede servir como una herramienta de agencia e incidencia para evidenciar que, además de no cumplir sus objetivos, las malas políticas ambientales y climáticas no están haciendo felices a las personas. ¿Se imaginan el impacto de una campaña comunicacional enfocada a mostrar lo triste que nos hace ver a nuestro entorno natural destruido o vivir en constante vulnerabilidad climática y que se acompañe con cifras contundentes? Lo veo viable y necesario. Si eres activista climático, deberías leer y tomar en cuenta este reporte.
Referencias
Krekel, C. y MacKerron, G. (2020). How Environmental Quality Affects Our Happiness. En World Happiness Report, vol. 8. Sustainable Development Solutions Network. Visto en: https://worldhappiness.report/ed/2020/how-environmental-quality-affects-our-happiness/