Cuando hablamos de la Amazonía Peruana, generalmente pensamos en los recursos naturales que nos provee, desde el petróleo hasta diversos tipos de frutos; en sus ecosistemas, destacándose sus bosques cada vez más deforestados o sus ríos; los Pueblos Indígenas, los exóticos potajes o la característica forma de hablar de sus habitantes. Si nos aproximamos desde un enfoque territorial, la tendencia es mirar al desarrollo regional y sus variables socio-económicas, vinculadas a las políticas de desarrollo que se traducen en incentivos tributarios, canon petrolero, fideicomisos, etc. Pero, ¿cuánto conocemos sobre sus ciudades?
La noción que normalmente tenemos sobre ciudades amazónicas en Perú es sobre su dispersión, baja densidad poblacional y limitado acceso a servicios básicos. Pero hay más que decir, dado que las tendencias han cambiado en los últimos años. Según Aníbal Sánchez, Subdirector del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la población amazónica alcanza el 14% de la población nacional; en razón de los procesos migratorios de población andina en los últimos cincuenta años, “aumentando el tamaño de las ciudades menores, afianzando las intermedias y grandes” (2020). Se estima, entonces, que cerca de 3 millones de personas viven en ciudades amazónicas, la mayoría aglutinadas en 22 ciudades de más de 20 mil personas.
Este año, por primera vez, se publicó el Reporte “Ciudades Amazónicas del Perú”, un interesante esfuerzo de la Plataforma «Mi Ciudad», integrada por WWF Perú y Periferia, que busca profundizar el análisis, con base en una lista de indicadores urbanos de sostenibilidad y resiliencia, en estas 22 ciudades (ubicadas en 9 departamentos, 18 provincias y que agrupan 34 distritos), con cierto énfasis en las de mayor superficie: Iquitos, Yurimaguas, Moyobamba, Tarapoto, Pucallpa, Tingo María y Puerto Maldonado.
Los Reportes Urbanos de «Mi Ciudad» se caracterizan por contar con una lectura más o menos integral del territorio, considerando una batería de indicadores seleccionados y/o diseñados participativamente según “su relevancia a los enfoques de sostenibilidad y resiliencia” (p. 22), a fin de garantizar su comparabilidad con “estándares de referencia de políticas nacionales o compromisos internacionales” (p. 22), como la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Toma en cuenta también las tipología de indicadores PEIR de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), referido a las presiones humanas sobre el ambiente, el estado de los ecosistemas, los impactos en la calidad de vida por el cambio de uso de suelo y las respuestas a estos cambios en políticas públicas (p. 23). Al final, nos encontramos con 116 indicadores trazados en 10 categorías.
En términos demográficos, en el Reporte se sostiene que cinco ciudades crecen en niveles superiores al 2.5% (Pangoa, Puerto Maldonado, Chachapoyas, Yurimaguas, Nauta), superando la tasa nacional urbana (1.6%). Un dato interesante que brinda es el bajo crecimiento poblacional de Iquitos, llamada “capital de la Amazonía Peruana”, de menos del 1%, en contraste con Nauta, ciudad vecina que crece a un ritmo de 2.48%. Asimismo, tres de las ciudades analizadas que se encuentran ubicadas en el departamento de Loreto tienen la mayor incidencia de pobreza monetaria en el territorio amazónico (Nauta, Requena, Yurimaguas).
Otros elementos sociales a destacar en el reporte son la alta tasa de jóvenes sin estudiar y desempleados (superior al 15%), las alarmantes cifras de embarazo adolescente (30.4%), altos niveles de desigualdad de género y una baja densidad del Estado, lo que se representa -en resumen- en un índice de desarrollo humano (IDH) por debajo del promedio. Casualmente, las ciudades ubicadas en Loreto son las de menor valor.
En términos de gestión del territorio, se identificaron múltiples desafíos: más de una jurisdicción comprendida en la ciudad, una mezcla de lo urbano y lo rural en esas jurisdicciones, aunque prevalece una alta predominancia del suelo rural. El caso de Pucallpa es el que más resalta, ya que pese a ser la ciudad de mayor extensión en la Amazonía, representa solo el 0.19% de la provincia de Coronel Portillo. Sin embargo, la mancha urbana de esta ciudad crece de manera irregular y dispersa, generando un mayor “consumo del suelo”, en comparación a Iquitos, que creció 100 hectáreas al año, aunque cuenta con mayor densidad poblacional. La expansión de las ciudades amazónicas está principalmente representada por barrios marginales (más del 50%), en condiciones de hacinamiento y bajo acceso a servicios básicos.
Increíblemente, las ciudades amazónicas cuentan con una baja tasa de área verde urbana o espacios públicos verdes, con valores menores al 3.5 m2 por habitante, cuando lo recomendado es 9 m2/hab., con casos extremos como el de Chachapoyas, que no sobrepasa el 0.1 m2. Lo cierto, tal como señala el informe, hay una compensación por la infraestructura natural en el entorno, pero no debe dejar de considerarse los beneficios de contar con espacios públicos verdes para este tipo de ciudades, sobre todo en las condiciones de clima y temperatura existentes. Lo digo, además, por experiencia personal.
Por otro lado, la gestión de residuos sólidos representa un reto constante para las ciudades amazónicas. En la mayoría de éstas, más del 50% de sus residuos constituyen residuos municipales, es decir, los propios servicios a la ciudad generan residuos; sólo en Bagua y Chachapoyas, los residuos son casi enteramente domiciliarios. Asimismo, son 7 ciudades las que generan un volumen de residuos per cápita superior al promedio nacional, siendo la principal Rioja, llegando a los 2.7 kg. por habitante al día. El plástico es el residuo predominante.
Cabe mencionar que una constante en el reporte es la falta de datos. Debido a esto, no se puede conocer la contribución de las ciudades amazónicas a las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero (GEI), dado que ninguna ciudad amazónica ha calculado su huella de carbono o realizado un inventario de emisiones. Probablemente su contribución en términos de emisiones sea menor que otras ciudades de la costa o sierra, pero la deforestación por la expansión de las ciudades, las actividades extractivas y agrícolas, actividades ilegales, entre otras, pueden representar un factor importante a considerar como fuente para el sector uso de suelo, cambio de uso de suelo y silvicultura (USCUSS), principal aportante nacional de emisiones.
Entre otros elementos mencionados están la gestión de riesgo de desastres (GRD), la gobernanza y gestión ambiental local, denuncias ambientales y más. En conclusión, este Reporte puede ser considerado como una fuente importante de información sobre ciudades amazónicas, dado el ejercicio de compilación, sistematización y análisis realizado. De igual modo, sirve como punto de partida para toda persona interesada en temas amazónicos (investigador, funcionario, ciudadano interesado), y para identificar las brechas de datos y fuentes de información que las entidades competentes del gobierno nacional y local necesitan cubrir para la toma de decisiones. Espero que para el próximo reporte puedan identificarse avances positivos en la gestión y uso de datos y, por tanto, en mejoras en los indicadores.
Bibliografía
Sánchez, A. (2020) “Ciudades amazónicas del Perú, dinámicas y con grandes carencias”. En Café Viena [diario digital]. Publicado el 28 de setiembre de 2020. Visto en: https://www.cafeviena.pe/index.php/2020/09/28/ciudades-amazonicas-del-peru-dinamicas-y-con-grandes-carencias/
Zucchetti A., Freundt, D., Cánepa, M. (2020). Ciudades Amazónicas del Perú. Segundo Reporte de Indicadores Urbanos. 2019. Ed. Plataforma MiCiudad.