5 reflexiones por los 5 años de la adopción del Acuerdo de París

Hoy se cumplen 5 años de la adopción del Acuerdo de París, luego de mucha incertidumbre.

El 12 de diciembre del año 2015, la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) adoptó por unanimidad el Acuerdo de París. Las negociaciones para llegar a ese acuerdo iniciaron formalmente en el 2011 en Durban y pasaron por Doha, Lima y Varsovia.

La adopción de este Acuerdo marca un punto de inflexión en la acción climática global, ya que es un instrumento con fuerza legal que establece que todos los países que lo ratifiquen deberán definir y tomar medidas de mitigación y adaptación, las ya conocidas Contribuciones Nacionalmente Determinadas o NDC (por sus siglas en inglés). Además, los países firmantes se comprometieron a rendir cuentas acerca de los avances en la implementación de sus NDC ante la comunidad internacional mediante reportes entregados cada dos años, y cada cinco años se debe hacer un balance sobre los avances colectivos en la implementación del Acuerdo.

Otro componente importante del Acuerdo de París para facilitar la acción colectiva es el compromiso de que los países desarrollados provean y movilicen apoyo financiero a los países en desarrollo, para que estos implementen sus acciones de mitigación y adaptación. El Acuerdo de París entró en vigor el 4 de noviembre del 2016; para finales de ese mes, 114 países habían ratificado el acuerdo y contaban con NDC. Cabe destacar que el Perú ratificó el Acuerdo de París el 21 de Julio de ese mismo año.

A pesar de este hito importante, la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera ha seguido aumentando. Hace cinco años estaba por debajo de las 400 partes por millón (ppm), pero en 2020 ya superamos las 415 ppm. Es una concentración que no se ha visto en la atmósfera en varios millones de años. Ante esta contradicción, y para no perder los ánimos, comparto 5 reflexiones por el quinto aniversario del Acuerdo de París.

1.       Los acuerdos multilaterales sí importan

Fuente: France24.

Tenemos que limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2°C (respecto a los niveles preindustriales) y esforzarnos a que no supere los 1.5°C. Esto implica actualizar regularmente las NDC, alinear los flujos financieros con una economía resiliente y baja en carbono, así como medir y verificar nuestras emisiones para determinar nuestros avances. Todo ello está claro porque se basa en el consenso alcanzado por todas las Partes ante la CMNUCC. El Acuerdo de París y la Agenda de Desarrollo Sostenible al 2030, que también se adoptó en el 2015, establecen las metas y el marco para la cooperación internacional en materia de cambio climático y desarrollo sostenible.

El cambio climático es un problema global que solo podremos enfrentar efectivamente de manera colectiva. Requiere el liderazgo de los gobiernos nacionales, pero el éxito también depende de la acción de todos los sectores de la sociedad y niveles de gobierno. A pesar que el gobierno de Donald Trump haya retirado a los Estados Unidos del Acuerdo, el compromiso de los demás países se mantuvo firme. Las pautas del Acuerdo de París irradian más allá de las salas de negociaciones de las Naciones Unidas y permiten que ciudades (véase la red de ciudades C40), empresas (por ejemplo con la iniciativa de science-based targets) y ciudadanos, adopten compromisos propios para contribuir a alcanzar sus metas.

2.       Necesitamos más responsabilidad intergeneracional

Fuente: RPP.

En los últimos dos años, las generaciones que tendrán que vivir la mayor parte de sus vidas en un mundo plagado de incendios, tormentas, estrés hídrico, alza del nivel del mar y temperaturas récord, han alzado su voz y salido a las calles a ejercer presión sobre los gobiernos. El liderazgo de los jóvenes es indispensable e inspirador. Ellos deben seguir ejerciendo esa presión, pero ahora también toca que las generaciones mayores asuman su responsabilidad y hagan todo lo posible para asegurar que los jóvenes de hoy y sus hijos puedan vivir sus vidas en un planeta habitable.

Pese a que el cambio climático ya está en la agenda política desde hace más de 30 años y la ciencia sabe de sus efectos desde mucho antes, el ocaso de la economía fósil ha tardado en llegar, aunque ahora ya no hay tiempo que perder.

3.       Si el aumento de temperatura supera los 1.5°C, no es razón para rendirse

Fuente: 1point5.info

Para muchas comunidades, los impactos del cambio climático representan un riesgo de supervivencia, ya sea porque son comunidades costeras o porque dependen de la agricultura y, con ello, de patrones de lluvia que se están viendo alterados. Está claro que mientras mayor sea el aumento de la temperatura media global, peores serán los impactos.

De momento, ya se mide un aumento de más de 1°C en comparación a 1880[1]. Pensar en lo cerca que ya estamos a esa primera valla de temperatura y recordar la lentitud con la que se está descarbonizando la economía puede ser desesperanzador, pero hay mucho por hacer todavía. El cambio climático es un proceso gradual y sus efectos no son homogéneos en todo el mundo. Por ejemplo, un aumento de 2°C de temperatura media global puede significar que en los trópicos la temperatura aumenta en 4°C. Por eso, es más práctico pensar en que tenemos que luchar por cada décima de temperatura. Limitar el calentamiento a 1.7°C adicionales sigue siendo mejor que 2°C, y 2.1°C seguirán siendo mejores que 3°C.

Ya no queda tiempo que perder. Sobre todo, no es momento de tirar la toalla.

4.       La meta está clara, ahora la pregunta es: ¿cómo la vamos a alcanzar?

Fuente: Innovaspain.

Los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) han emitido un mensaje claro: la mayor probabilidad de limitar el aumento de la temperatura media global a menos de 2°C existe si llegamos a cero emisiones netas de gases de efecto invernadero a mitad de siglo.

Muchos países ya están considerando establecer metas de carbono neutralidad y alinear sus NDC con esa recomendación. Lo que está mucho menos claro es cómo van a alcanzar esas metas. Por eso, ahora más que nunca, es importante pensar en los detalles y preguntar a los gobiernos cómo se van a alcanzar las metas. ¿Vamos a invertir en transporte público? ¿Se van a reformar los subsidios? ¿Habrán programas de inversión pública en energías renovables? ¿Cómo vamos a frenar la deforestación? ¿Qué obligaciones van a tener las empresas para reducir sus emisiones? ¿Cómo se apoyará a las personas para encontrar trabajos en una economía verde? ¿Cuándo vamos a dejar de utilizar energía fósil?

Sin respuestas claras a esas preguntas, es poco probable que alcancemos las metas establecidas en el Acuerdo de París.

5.       En dónde sea que estés, puedes y debes hacer algo para cambiar el sistema

Fuente: MOCICC.

Si ya montas bicicleta, apagas todas las luces y reduces tu consumo de carne, ya estás contribuyendo con tu granito de arena. Pero no te dejes distraer. Las acciones individuales nunca serán suficientes para lograr la transformación económica a la escala necesaria que se requiere para frenar el cambio climático. Piensa más allá, ¿qué se puede cambiar en tu colegio, tu barrio, tu ciudad, empresa o país? Tu puedes ser la persona que propone medidas, entre en política para ejercer un cargo público, trabajar en la municipalidad o salir a protestar a las calle, y con ello contribuir a que las cosas cambien. Busca aliados y forma un equipo. Si seguimos con la metáfora de la bicicleta, busca cómo convertir una avenida en una ciclovía.

A la luz de la devastación humana y económica que ha causado la pandemia, es importante recordar la dimensión social del cambio climático. Al igual que con la pandemia, son las personas más vulnerables de la sociedad que se ven más afectadas. Es por eso que el Secretario General de las Naciones Unidas hace un llamado a que la recuperación de la crisis del COVID-19 se centre en construir “economías y sociedades más equitativas, inclusivas y sostenibles, que sean más resistentes a las pandemias, al cambio climático y a los muchos otros desafíos mundiales a los que nos enfrentamos.”[2]


[1] https://earthobservatory.nasa.gov/world-of-change/global-temperatures

[2] https://www.unicef.org/media/73326/file/COVID-Climate-Advocacy-Brief.pdf

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