Este libro de relatos cortos (y en ocasiones no tan cortos) compilado por Mike Ashley y publicado en 2020 por The British Library, presenta historias sobre la relación de la humanidad y el entorno natural en escenarios futuros, apocalípticos, utópicos y, siempre, con un aporte de imaginación lo bastante alto que nos conduce a la reflexión sobre nuestro comportamiento actual con el planeta.
La idea del impacto de las acciones humanas en el mundo es la base del concepto de la era geológica denominada “Antropoceno”, que ya cuenta con una larga tradición desde el origen de la agricultura, el desarrollo industrial y el devenir de la era atómica. Cada acción humana repercute sobre el planeta. Pero ¿cómo explorarla? ¿Cómo re-imaginar y analizar las consecuencias y escribir sobre temas como el calentamiento global, la polución, la quema de combustibles fósiles, la extinción de especies y tantos otros asuntos que sirven como ejes temáticos de la emergencia climática y la crisis ecológica?
Hay dos maneras de observar el mundo y retratarlo. Escribimos sobre lo que “ocurre”, una especie de presente lo bastante explícito que tiende a solo describir los procesos de cambio en los patrones climáticos y una serie de situaciones tan macabras que parecen irreales y revelan lo peligrosos que somos para la biosfera. La segunda es escribir sobre efectos y consecuencias, es decir, nos enfocamos en el futuro. Y un género literario lo suficientemente adecuado para imaginar estos escenarios es la ciencia ficción. Por tanto, y parafraseo lo dicho por el escritor Kim Stanley Robinson: “la mejor forma de hablar sobre las consecuencias del cambio climático es desde la ciencia ficción”.
Los escritores de este género no solo exploran los viajes interestelares, encuentros con seres extraterrestres o la evolución científica, tecnológica y social de la humanidad. A estas premisas se le suman historias sobre el impacto humano en la Tierra, lo que moldearía el estado futuro del planeta azul. Un detalle histórico sobre la ciencia ficción en temas ecológicos es que ya había estado presentando historias relacionadas con estos temas, incluso antes de las revoluciones ambientalistas a mediados del siglo veinte.
Las historias de esta antología son parte de ese grupo de aproximaciones y visiones sobre el futuro de la humanidad, un antes literario de “Primavera Silenciosa” de Rachel Carson (publicado en 1962). Encontramos relatos de sobreexplotación de recursos naturales, exploración de otros mundos con la idea de una hipotética supervivencia fuera de la Tierra (Planeta B, en otras palabras), el saqueo de recursos de otros planetas y la alteración de sus ecosistemas o el encuentro con civilizaciones futuras que tomaron conciencia sobre el daño que le hacían a la Tierra.
En resumen, son historias sobre nuestra realidad y los posibles futuro que se desprenden de la ecocatástrofe. Para esto, me quedo con una pregunta que surge en el cuento “The Man Who Awoke” de Laurence Manning, en el que un banquero despierta tras un largo periodo de animación suspendida en una sociedad en el año 5000, que ve el tiempo anterior (es decir, nuestro tiempo, el ahora) como la “Sociedad del desperdicio” (The Age of Waste, en inglés): “¿Para qué debemos agradecer a los humanos de hace 2000 años?»
Es una buena pregunta que, en el peor de los casos, ninguna historia de ciencia ficción podrá responder en su totalidad, pero sí permite establecer perspectivas, análisis e interpretaciones esenciales en temas políticos, culturales, sociales y económicos. ¿Quiénes somos?, es la interrogante a la que suele regresar la ciencia ficción. ¿Qué hacemos con nuestro planeta?, es la interrogante que formula la eco-ciencia ficción.
En gran medida, la ciencia ficción no es ajena a los temas ambientales. De hecho, es una forma imaginativa, profunda y crítica para abordarlos. Francisco Javier Velasco (2018) sostiene que (de nuevo parafraseo) la ciencia ficción es un medio de expresión que se anticipa al futuro y que, por medio de “metáforas y sistemas de significado, nos ayuda a re-conceptualizar el mundo”. Por su parte, la escritora canadiense Nina Munteanu (2019) afirma que la ciencia ficción es “la literatura de las consecuencias (…) y provee de un vehículo importante en la toma de conciencia ambiental”.
Para no alargar esta intervención, cierro con lo que escribe Mike Ashley sobre la antología “Nature’s Warnings”: “Espero que este libro demuestre que la ciencia ficción ha estado exponiendo los temas ambientales por generaciones».
Por supuesto que lo hace y lo hará.
Lee otra reseña (en inglés) publicada en la página de The British Fantasy Society.
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*Imagen de portada: Mad Head Games.